El principio de Pez Narrador


Nací en las frías aguas del  pacífico mar que rodea las islas de Chiloé, alláaaa, casi al final del mapa del mundo, en el continente americano, en un país largo como una lombriz, llamado Chile.

Cuando era sólo un alevín (pez bebé) ya era diferente. Mientras toda mi familia se iba a buscar placton al fondo del mar para alimentarse, yo me quedaba contemplando los chilcos ( una bella flor de color fucsia que como una bailarina flota delicadamente en la ramita del árbol que lleva su mismo nombre "Chilco").

Por las mañanas, mi familia se levantaba muy temprano y se iba a jugar con las meduzas y las toninas (especie de Delfín que en los días de sol es posible ver en el sur de Chile). Yo me hacía la remolona en mi camita construída con un "choro zapato" ( mejillón tan grande como un zapato que se cultiva en las costas del Pacífico) y cuando todos se marchaban salía a flote, asomaba mi cabeza por sobre el mar, para poder contemplar la inmensidad de la Cordillera de los Andes y saludar al Tata Inti (el Padre Sol).

¡Es un espectáculo irresistible! El cielo va cambiando de color y la silueta de la cordillera, sinuosa y bailarina, se ilumina con tonos rosados y violetas. Cada mañana hacía esto y cuando fui creciendo ya no tuve que hacerme la dormida, tenía permiso para asomar la cabecita por sobre el mar, cuidando siempre de no tentarme en comer algún gusanito que flotara cerca (esos suelen ser anzuelos de los pescadores).  

De tanto asomar mi cabeza, me fui acostumbrando a respirar el aire de las montañas, e incluso dar algún paseo muy cerquita de la orilla, para contemplar los árboles. De entre todos los árboles de la orilla me hice amiga de un Raulí y de una Araucaria, grandes y fuertes  y me fasciné con el aroma de la madre selva, que no es un árbol sino que una enrredadera que regala una bella flor blanca y un perfume fabuloso.  

¡Ah! pero eso sí, yo, estoy enamorada de los Chilcos y su flor. Mi bella bailarina fucsia que danza. El movimiento, sólo el movimiento genera movimiento. Ya seguiré contándoles mis aventuras y sobre cómo desde el Pacífico llegué al Mediterráneo... 

¡Hasta pronto! splashhhh